"Libres siempre seremos mientras que vivamos en este munda todo eso se lo debemos a Dios"
No emergieron de las cenizas sino de la tierra. A las 22.10, la cápsula Fénix se introdujo en el ducto perforado para rescatar a 33 mineros atrapados en la mina San José, en el norte de Chile, 69 días después del derrumbe que los sepultó el 5 de agosto.
Orgulloso. Carlos Mamani levanta el brazo para saludar a la multitud que aplaude su salida de la mina de San José, luego de 69 días.
Los responsables del operativo elaboraron una lista. Primero los hábiles, luego los más frágiles y al final los fuertes. En el primer grupo estaba el boliviano Carlos Mamani, el único extranjero atrapado a 700 metros bajo la superficie del yacimiento de cobre y plata.
El primero fue Florencio Ávalos, a quien no le gustaba ser el centro de atención. Por eso fue él el que tomó la cámara y decidió grabar a sus compañeros en el primer contacto visual entre las autoridades y los 33 mineros, el 23 de agosto, cuando empezó el sueño de su renacimiento, de su resurgir en la cápsula Fénix, como el pájaro de la mitología griega.
A la 1.50, hora boliviana, Verónica Quispe se instaló en la plataforma, recibió el afectuoso saludo del presidente Sebastián Piñera y sin dejar que la alegría se le corra del rostro esperó a su esposo, Carlos Mamani. Sólo una lágrima dio señales de su nerviosismo.
A las 2.08, empuñando una tricolor, aplaudió la salida de la cápsula. Y mientras los técnicos preparaban la salida de su esposo, Verónica miró al cielo. En un gesto de agradecimiento, Carlos Mamani se arrodilló y levantó los brazos, luego recibió con un cariñoso beso a su esposa y se fundieron en un abrazo.